jueves, 30 de agosto de 2012

Los Oficios del Diácono y del Anciano en la Iglesia Reformada


Instituto Bíblico Reformado
Por Esteban De Vries

CONTENIDO

Introducción

I.  El Oficio de Diácono en la Iglesia Reformada

A.  Servicio y la identidad cristiana
B.  Definición de Diaconía en el Nuevo Testamento
C.  La base bíblica para el oficio de diácono
D.  Requisitos para los diáconos
E.  La función de diácono en la iglesia de hoy


II.  El Oficio de Anciano

A.  Definición de las palabras Anciano y Obispo en el Nuevo Testamento
B.  El desarrollo del oficio de anciano en el Nuevo Testamento
C.  Requisitos para los ancianos
D.  La función de anciano en la Iglesia de hoy

III.  El Consistorio en la tradición Reformada

A.  Los miembros del consistorio
B.  La función del consistorio


Introducción

En este estudio, el cuarto en la rama práctica del pensum del Instituto Bíblico Reformado, nosotros quisiéramos considerar los dos oficios que forman la base de la estructura eclesiástica de la Iglesia Reformada.  Estos oficios son el de diácono y el de anciano.  Aunque hay muchos puestos y ministerios dentro de nuestras iglesias, consideramos que los oficios básicos y bíblicos son el de anciano y el de diácono.  Como veremos en la parte bíblica de este estudio, estos dos oficios fueron los que Pablo instituyó en sus iglesias y los que administraron el ministerio de dichas iglesias.

En los primeros quince siglos de la historia de la Iglesia, el significado bíblico de estos oficios se había perdido totalmente.  La Iglesia Romana continuaba usando los términos bíblicos, pero estos términos se habían divorciado del contexto y del ministerio que los habían producido.  Los oficios de anciano y diácono llegaron a ser dos botellas más en la jerarquía Romana.  Lutero y Calvino fueron los primeros en señalar cuán lejos andaba la Iglesia Romana del significado bíblico de estos oficios.  Y fueron también los primeros en corregir tal situación.  Calvino, aun más que Lutero, insistió en retornar estos puestos a sus ministerios bíblicos.  Calvino dice de estos oficios, La legítima ordenación de un presbítero es para que gobierne la Iglesia; y la de un diácono, para ser procurador de los pobres, (Institución de la Religión Cristiana, Libro IV, Capítulo V, Sección 4).  Aunque sea un resumen muy breve de estos oficios, es un buen punto para dar inicio a nuestra investigación.


Escuchando la voz de los primeros reformadores, volveremos al Nuevo Testamento para investigar la institución y el significado de estos oficios.  Veremos que, aunque mucho tiempo ha pasado y muchas cosas han cambiado, estos ministerios siguen siendo esenciales para la iglesia de hoy.  Por medio de este estudio esperamos animar a las iglesias locales a organizarse según estos principios bíblicos y reformados.  Para una iglesia ser bíblica, su organización y estructura tienen que ser bíblicas.  Muchos dirán que la estructura u organización de una iglesia no importa mucho.  Pero nosotros veremos todo lo contrario.  La estructura de la iglesia tiene mucho que ver con su identidad.  La Iglesia Romana imitó las estructuras de los gobiernos de su época y así se alejó de la Biblia.  Muchas iglesias hoy en día están imitando las estructuras y organizaciones que ven en el mundo.  Nuestra pregunta es: A dónde las llevarán estas estructuras?

1.  Qué pasó con los oficios de diácono y anciano en los primeros quince siglos de la historia de la Iglesia?

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2.  Por qué es importante que la Iglesia sea bíblica aun en su

estructura?_______________________________________

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I.  El Oficio de Diácono en la Iglesia Reformada

Aunque el oficio de diácono es desempeñado por unos pocos dentro de la congregación, la obra de diaconía es algo compartido por todos.  El hecho de tener un oficio que se llama diácono no es tanto para limitar el numero de personas que participan en la diaconía sino para facilitar la participación de todos.

Nosotros veremos en este estudio que la palabra diácono viene de una palabra griega que quiere decir, servir.  Hablaremos mucho de este servicio, pero, al fin y al cabo, veremos que este servicio es algo muy sencillo.  Y este servicio es un producto natural de la presencia del Espíritu de Cristo dentro del cristiano.  Si no se refleja esta actitud de servicio en la vida cristiana, no se refleja a Cristo.

A.  Servicio y la identidad cristiana.   Acabamos de decir que la diaconía es algo esencial para cada cristiano.  Es decir,  la actitud de servicio es fundamental para la perspectiva cristiana.  Jesucristo nos dio su ejemplo cuando les dijo a sus discípulos, ... el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir (Mat. 20:28).  Y estas palabras sirvieron como la base de su ministerio.  Desde su primer milagro en las bodas de Caná (Jn. 2:1-12) hasta el sacrificio total de su vida en Calvario, Jesús vino a servir.  Todavía muchas de nuestras iglesias practican el lavado de los pies (Jn. 13:1-20), una de las enseñanzas más explícitas de Jesús sobre la identidad cristiana.  Y ahora, le toca al pueblo cristiano continuar con esta muestra del amor divino.  Cuando el Nuevo Testamento nos  habla del servicio que rindió Jesucristo para su pueblo, está hablando de cómo este pueblo debe imitar y poner en práctica este mismo ministerio.


Aunque nosotros dominamos bien el lenguaje del servicio, la vida de servicio no es tan fácil de dominar.  Mientras hablamos como siervos, nuestras vidas demuestran que con frecuencia somos llevados por las mismas ambiciones que tiene toda la gente de este mundo.  O sea, en vez de servir, muchos de nosotros queremos subir.  Seguimos luchando contra nuestro propio orgullo y egoísmo en todas las áreas de nuestras vidas.  La Biblia, repetidamente, condena estas tendencias humanas.  En Proverbios vemos esta actitud como algo aborrecido por el Señor (Prov. 6:17).  Nosotros leímos también que Jesús no aceptó que hubiera competencia entre los discípulos (Mt. 20:26 y Mr. 10:43).  Cada vez que alguno de ellos manifestó el deseo de ser el primero, Jesús lo corrigió.  Pablo también, en Gálatas 6:3,4 llama la atención a los gálatas en cuanto a no pensar de sí mismos más de lo debido.  Este mensaje es también para nosotros hoy.

En el oficio del diácono y en el ministerio de la diaconía nosotros encontramos el remedio para esto.  Encontramos una palabra profética de nuestro Señor en cuanto a la identidad cristiana.  Cuando hablamos del sacerdote en el Antiguo Testamento (Oficio de Creyente, p. 15), nosotros vimos que su vida de dedicación y servicio servía como un ejemplo profético de cómo debía ser la relación entre Dios y su Pueblo.  En el oficio de diácono tenemos algo muy semejante.  En este ministerio de servicio se resumen la actitud y el amor de nuestro Señor.  Se demuestra la disposición del cristiano a someterse (Ef. 5:21) y a servir a su prójimo (Lc. 10:25-37).  Esta disposición a servir es el único remedio para el orgullo humano, y el oficio de diácono debe ser caracterizado por ella.

B.  Definición de Diaconía en el Nuevo Testamento. Nuestras palabras diaconía y diácono vienen de un grupo de palabras griegas relacionadas con la idea de servicio.  Nosotros veremos aquí tres de los usos de estas palabras en el NT.  Comenzamos con el sentido más específico, luego pasaremos a un significado más general y, tercero, veremos la idea del diácono como uno de los oficios de la iglesia primitiva.


Significado literal: Diakoneín o Diakoneo, el verbo,  tiene como significado principal la idea de servir a la mesa.  Encontramos esta palabra con este sentido en muchos lugares en el NT, por ejemplo Lc. 17:8 y Jn. 12:2.  En el mundo griego esta clase de servicio pertenecía solamente a los siervos y esclavos.  No era un trabajo digno de un hombre libre.  El que lo hacía ocupaba una posición muy baja en la sociedad griega.  Para los judíos, la idea de servir al otro no era tan ofensiva, pero tampoco era un trabajo de mucha dignidad.  Los discípulos frecuentemente pensaban y hablaban de quién era el mayor entre ellos y, seguramente, fueron sorprendidos cuando Jesús les dijo:

Porque, cuál es mayor, el que se sienta a la mesa, o el que sirve?  No es el que se sienta a la mesa?  Mas yo estoy entre vosotros como el que sirve.  Lucas 22:28
Esta imagen, la de una persona atendiendo a la mesa, debe grabarse en nuestra mente porque esta imagen debe caracterizar toda nuestra vida.

Significado general.  Además de servir a la mesa, la palabra diakoneín llegó a significar un servicio en general.  Los siete hombres elegidos en Hechos 6 tenían como su responsabilidad el servir a las mesas, pero lo que les tocó a ellos fue más bien la supervisión de dicha distribución.  Su servicio era el de supervisar y organizar esta obra de misericordia de parte de la iglesia primitiva.

Jesucristo llega aun más allá de lo que constituye un trabajo de poca dignidad.  Diakoneín no tiene que ver solamente con lo que uno hace de vez en cuando, sino, con lo que uno es.

Entonces él se sentó y llamó a los doce, y les dijo: Si alguno quiere ser el primero, será el postrero de todos, y el servidor de todos(Mr. 9:35) y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos.  Mr. 10:44


En este sentido nuestro servicio llega a incluir todos los aspectos de nuestras vidas.  Nosotros debemos dedicarnos al servicio de nuestro prójimo tanto como Jesús se dedicó al servicio nuestro.  Aunque todos los dones espirituales deben y pueden ser utilizados en el servicio a los demás, los dones de acción y misericordia están más íntimamente relacionados con la idea de diaconía en el Nuevo Testamento.  Por esto, el oficio de diácono en la iglesia se ha fijado principalmente en las necesidades físicas de la congregación y la comunidad.

El Oficio de diácono en el NT.  En la próxima sección hablaremos más de la base bíblica para el oficio de diácono en el NT.  Estudiaremos cada uno de los pasajes que hablan de dicho oficio.  Ahora, quisiéramos señalar solamente que dentro de los muchos dones y oficios que el Señor le ha dado a su iglesia, el oficio de diácono fue incluido como parte de la permanente organización de la iglesia desde el principio.  Se entendía desde los primeros días de la historia de la iglesia que la obra de misericordia era parte de su ministerio.  El oficio de diácono llegó a ser la respuesta institucional de la iglesia a la necesidad que la rodeaba.

3.  Es la obra de diaconía solamente para los diáconos?

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Por qué si o no?_______________________________

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4.  Cuál es la relación entre servicio (diaconía) y la identidad

cristiana?________________________________________

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5.     El ministerio de diaconía es el remedio para

____________________que encontramos en este mundo y

en nosotros.  Por qué y cómo?_______________________

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6.  Cuáles son los tres usos de la idea de diaconía en el NT

y qué significan?__1)_______________________________

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C.  La base bíblica para el oficio de diácono.   Aunque el grupo de palabras que hemos definido en la parte anterior se encuentra en toda parte del Nuevo Testamento, la palabra diákonos, con el significado de un oficio en la iglesia, no aparece con tanta frecuencia.  Los pasajes que nos dicen algo de este oficio llegan a ser solamente cuatro.  Sin embargo, son más que suficientes para ayudarnos a ver la importancia que tenía este oficio en la vida de la iglesia primitiva.

Hechos 6:1-6.  Muchos consideran que en este pasaje de Hechos nosotros tenemos la institución del oficio de diácono.  Nuestra iglesia y nuestra tradición reformada siempre han interpretado este pasaje de esta manera.  Pero otros han dicho que este pasaje tiene muy poco que ver con el oficio de diácono en la iglesia, y que representa solamente la solución de un problema único en la vida de la iglesia primitiva.

Es cierto que este pasaje no nos dice que los siete hermanos, elegidos por todos los discípulos, fueron ordenados como diáconos.  También es cierto que los Apóstoles estaban pensando más en su problema que en la estructura de la iglesia.  Nosotros no sabemos si era su intención crear un oficio nuevo en la estructura de la iglesia.  Es probable que todavía en esta fecha no hubieran pensado mucho en la estructura de la iglesia.  Tenían un problema, y debían resolverlo.  

Sin embargo, es casi imposible negar la relación entre este pasaje y la institución eventual del oficio de diácono.  Afirmamos esto por las siguientes razones:


1.  La Naturaleza del Ministerio: Los siete hermanos fueron llamados a administrar y supervisar la distribución diaria para las viudas de la congregación.  Aunque no se llaman diáconos en este pasaje, vemos que este título se les aplica en ambos sentidos, el literal y el general.  Ellos tenían que servir a las mesas y tenían que servir como administradores de dicha distribución.  En este ministerio, ellos representaban la iglesia entera.

2.  Una división de labor: Es difícil pasar por alto la manera en que la obra de la iglesia fue compartida en este pasaje.  Unos fueron elegidos para ocuparse de la obra de misericordia y otros quedaron con el ministerio de la palabra.  Esta división serviría luego como la base para los distintos ministerios de los diáconos y los ancianos.  Para ambos, la llenura del Espíritu era necesario (Hch. 6:3 y 20:28), y en ningún caso implicaba esta división que el que ocupaba un puesto no pudiera ejercer sus dones en la otra área (como los casos de Esteban y Felipe).

3.  Una elección, un llamamiento formal y una ordenación de parte de la iglesia.  La formalidad con que la recién formada iglesia resolvió este problema es impresionante.  Vemos el principio (en la iglesia) de principios bíblicos y duraderos como la elección de oficios por los miembros, el llamamiento de ciertas personas para ocupar ciertos puestos y la ordenación de dichas personas para sus ministerios.  Además del inicio del ministerio de los diáconos en la iglesia, este pasaje nos enseña mucho sobre cómo la iglesia debe enfrentar los problemas que siempre aparecen.

Filipenses 1:1.
Pablo y Timoteo, siervos de Jesucristo, a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, con los obispos y diáconos...


En este pasaje, y más tarde en I Tim. 3, nosotros podemos ver cómo los oficios de diácono y obispo (o anciano) llegaron a ser los primeros puestos institucionales de la iglesia primitiva.  Pablo aquí se dirige a toda la congregación (a todos los santos) pero también quiere mencionar a los que ocupaban los puestos de liderazgo dentro de la iglesia, los diáconos y los obispos.  De la función de estos diáconos no sabemos mucho.  La Biblia no nos da una lista de actividades diaconales.  Sin embargo, tenemos una definición amplia de la idea de diaconía y de esta definición derivamos lo que era la función diaconal.  Este pasaje sirve principalmente para confirmar que en la iglesias desarrolladas por Pablo existían dos oficios: el de obispo y el de diácono.

Romanos 16:1-2.
Os recomiendo además nuestra hermana Febe, la cual es diaconisa de la iglesia en Cencrea; que la recibáis en el Señor, como es digno de los santos, y que la ayudéis en cualquier cosa en que necesite de vosotros; porque ella ha ayudado a muchos, y a mí mismo.

Una vez más encontramos algo del oficio de diácono en forma casi accidental.  Aunque el motivo de Pablo aquí no es el de darnos una lección sobre la diaconía en la iglesia del NT, aprendemos algo nuevo.  Lo que descubrimos aquí, y también en I Tim. 3, es que además de diáconos había también diaconisas.  En este caso la diaconisa se llamaba Febe y Pablo la recomendó a la iglesia de Roma.  Ella, aparentemente en su capacidad de diaconisa, había ayudado a muchas personas inclusive a Pablo mismo.

Este pasaje de Romanos y los demás pasajes citados arriba nos hacen creer que la iglesia, a una edad muy temprana, estableció e instituyó el oficio de diácono.  Pero el pasaje más conclusivo en cuanto a este asunto es el que viene en la próxima sección, I Tim. 3:8-13.

      D.  Requisitos para los Diáconos - I Timoteo 3:8-13

Los diáconos asimismo deben ser honestos, sin doblez, no dados a mucho vino, no codiciosos de ganancias deshonestas; que guarden el misterio de la fe con limpia conciencia.  Y éstos también sean sometidos a prueba primero, y entonces ejerzan el diaconado, si son irreprensibles.  Las mujeres asimismo sean honestas, no calumniadoras, sino sobrias, fieles en todo.  Los diáconos sean maridos de una sola mujer, y que gobiernen bien sus hijos y sus casas.  Porque los que ejerzan bien el diaconado, ganan para sí un grado honroso, y mucha confianza en la fe que es en Cristo Jesús.  I Tim. 3:8-13

Con este pasaje nosotros podemos concluir que el oficio de diácono jugaba un papel importante en la vida de la iglesia del NT.  Pablo, en esta carta a Timoteo, quería establecer algunas normas para las personas que ocupaban este puesto.  Obviamente, no era algo que todo el mundo podía hacer.  Resumimos estos requisitos personales en la forma siguiente:

1.  Honestidad.  Tres de las cuatro características  mencionadas en el versículo 8 tienen que ver con la honestidad: honestos, sin doblez y no codiciosos de ganancias deshonestas.  En el versículo 11, hablando de diaconisas (o, posiblemente, las esposas de diáconos), el Apóstol dice que no pueden ser calumniadoras.  Aunque la Biblia no nos dice con claridad cuál era la función del diácono, se supone que la iglesia entregaba a ellos los recursos necesarios para llevar a cabo su ministerio de misericordia.  Tenían que ser personas de mucha confianza.  Por esto, esta característica o cualidad aparece repetidamente.  Dios quiere que todos los miembros participen en el ministerio de misericordia de la iglesia.  Pero si los encargados de dicho ministerio son corruptos, ningún miembro les dará su ofrenda.

2.  Seriedad.   Además de ser honestas, estas personas tienen que ser serias.  Pablo dice que no pueden ser dados a mucho vino y que tienen que ser sometidos a prueba primero, las mujeres tienen que ser sobrias.  Siendo un puesto de mucha responsabilidad la iglesia no puede dejar que sea ocupado por personas que no aprecien esto.  La persona que no toma en serio todos los aspectos de la diaconía de la iglesia no es digna de ocupar este puesto.

3.  Integridad.   Versículo 9 nos dice que el diácono debe guardar el misterio de la fe con limpia conciencia.  En versículos 10 y 11 vemos las características de ser irreprensible y de ser fiel en todo.  La persona que tiene estas características es una persona con integridad, una persona que no tiene defectos o grietas en su carácter.  Fiel en todo e irreprensible son otras maneras de decir esto.  Pablo quería que la persona que ocupara el puesto de diácono fuera total y completamente dedicado a su Señor y a su iglesia.  Si había flaqueza o variación alguna en alguien, Pablo quería descartar a tales personas.

4.  Madurez. Cuando Pablo dice, Y éstos también sean sometidos a prueba primero, y entonces ejerzan el diaconado..., está diciendo que no quiere novatos en el puesto.  Aunque todo cristiano tiene el Espíritu Santo, la Biblia nunca descarta la importancia de experiencia y madurez para la iglesia.  De una vez, todo cristiano debe participar en la obra de la iglesia, pero, según Pablo y otros, los puestos de liderazgo deben ser reservados para gente de experiencia y madurez.  Debe haber un período de prueba para todos, antes de que se les dé el puesto de diácono.


5.  Tener su propia vida en orden.   Los diáconos sean maridos de una sola mujer, y que gobiernen bien sus hijos y sus casas (v. 12).  Este último requisito es algo que mencionamos frecuentemente con los pastores y ancianos, pero también se aplica a los diáconos.  El hogar es donde uno no puede esconder sus fallas o defectos.  El carácter del individuo se manifiesta en el hogar, en toda sus extensión, con luz meridiana.  Por esto, es una de las mejores pruebas en cuanto al carácter cristiano.  Muchas veces los cristianos están dispuestos a pasar por alto los problemas familiares de sus líderes, porque líderes buenos son tan difíciles de encontrar.  Sin embargo, estas iglesias pagarán un precio alto por no haber tomado en serio estas exhortaciones.  Lo que se ve en la familia, tarde o temprano, se verá también en la iglesia.
7.  Cuáles son las tres razones que utilizamos para afirmar la relación entre Hechos 6:1-6 y el oficio de diácono?

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8.  Cuál es la importancia que tiene Filipenses 1:1 para

nuestra discusión sobre la diaconía?____________________

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9.  Quién era Febe y por qué es importante para nosotros?


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10.  Cuáles son los cinco requisitos para ser diácono según el Apóstol Pablo en I Timoteo 3:8-13?

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E.  La Función del Diácono en la iglesia de hoy.  Si nosotros estudiáramos el orden o las reglas internas de todas las iglesias evangélicas, encontraríamos que el oficio de diácono se emplea con fines muy distintos.  En algunas iglesias el diácono es el asistente del pastor.  Cuando el pastor no puede hacer algo, le toca al diácono.  En la iglesia romana los diáconos existían solamente para servir a los que ocupaban puestos más altos en la jerarquía romana.  Entendieron la idea de servicio, pero sirvieron a los grandes en vez de a los pobres.


Aquí en esta parte final del estudio sobre diaconía, quisiéramos volver a la base y definición bíblica de esta palabra.  Usaremos la primera parte de este estudio para formular nuestro concepto de la función del diácono en la iglesia de hoy.

La Educación.  A nosotros nos parece que la primera tarea del diaconado es la educación.  Los diáconos, una vez que entiendan la importancia de su ministerio para la salud de la iglesia, tienen que educar a los miembros.  Por medio de charlas, estudios y visitas, los diáconos pueden y deben enseñar a la congregación en cuanto a sus responsabilidades frente a tantas necesidades físicas.  Muchos cristianos creen que lo único que importa es el alma y, por esto, no aceptan que el cristiano deba involucrarse en cosas que no sean puramente evangelísticas.  Pero la Biblia nos enseña que Dios siempre se ha preocupado por las condiciones físicas del ser humano.  En el llamamiento a Moisés Dios le habla a él del sufrimiento (principalmente físico) de su pueblo.  En Éxodo 3:7 Dios dice:

Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus exactores; pues he conocido sus angustias.

Y cuando se estableció el reino de Israel, las leyes y las normas agrarias eran tales que no permitirían los abusos e injusticias que el mismo pueblo de Israel había sufrido de parte de otras naciones (Lev. 25).

Al diaconado le toca enseñarle a la congregación la totalidad de la revelación bíblica en cuanto a nuestra participación enn asuntos de misericordia, justicia y otros problemas sociales.  La iglesia evangélica, por tener una doctrina deficiente en cuanto a la obra diaconal de la iglesia, ha pasado por alto una gran parte de su responsabilidad en este mundo.  Que nuestros diáconos nos ayuden a corregir esta falla en nuestro ministerio!  


La Coordinación.  Habiendo educado al pueblo de Dios de esta manera, los diáconos deben coordinar proyectos y programas para que la iglesia pueda poner en práctica todo lo aprendido.  Los diáconos deben trabajar primeramente con las necesidades de la iglesia, y luego deben incluir la comunidad.  Dentro de la iglesia los diáconos pueden coordinar un programa de visitas para las viudas, enfermos y necesitados, brindándoles el apoyo que se necesite.  Deben asegurar también que la iglesia entera esté cumpliendo con sus deberes financieros y que los recursos de la iglesia se estén utilizando en una manera efectiva.

En cuanto a la comunidad, los diáconos pueden hacer encuestas e investigaciones para determinar cuáles son los problemas más difíciles para sus vecinos.  Habiendo identificado ciertos problemas, el diaconado de la iglesia puede coordinar con la junta de vecinos o con otra iglesia en el barrio un programa para tratar estos problemas.  Trabajando así, fuera de la iglesia, nos da la oportunidad de expresar el amor de Dios con acciones concretas y visibles.  Los miembros de la comunidad se darán cuenta del valor que esta iglesia tiene para su comunidad, y también se darán cuenta del amor de Dios en su medio.

Coordinado así, dentro y fuera de la iglesia, los diáconos pueden ofrecer soluciones a mediano o largo plazo a los problemas que enfrentan nuestras iglesias y comunidades.  Pueden lograr que la comunidad entera sienta y aprecie la presencia de la iglesia.


La Aplicación.   Por supuesto, a los diáconos también les toca la aplicación de la misericordia de Dios a situaciones específicas, no solamente la coordinación y administración de programas.  Sobre todo, en iglesias pequeñas los diáconos tendrán que participar en la obra diaria de la diaconía.  Donde hay pocos recursos, y poca gente, los mismos diáconos tendrán que hacer la mayoría de las visitas y una buena parte del trabajo.  Pero no pueden dejar de capacitar a toda la iglesia.  La obra de misericordia no pertenece solamente al diaconado, sino a cada cristiano.

Hermanos míos, de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? Podrá la fe salvarle?  Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, de qué aprovecha?  (Santiago 2:14-16)

11. Cómo funciona el diaconado en otras iglesias y

tradiciones?______________________________________

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12. Cuáles  tres funciones del diácono identificamos y qué

significan?_1)_______________________________________

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II.  El Oficio de Anciano

El oficio de anciano en el NT es un oficio que puede ser definido con dos palabras: enseñanza y supervisión.  A los ancianos se les entregaron las responsabilidades de gobernar a la iglesia y enseñarle la pura doctrina de la Biblia.  Era un puesto de mucha autoridad dentro de la iglesia y, también, un puesto de mucho honor (I Tim 5:17).

Nosotros encontramos ancianos (en el sentido oficial) en casi todas las partes del NT.  Los encontramos en la primera iglesia en Jerusalén  (Hechos 11:30), y los vemos también en las iglesias que Pablo y Bernabé levantaron en sus viajes misioneros (Hechos 14:23).  Santiago y Pedro mencionan los ancianos de la iglesia en sus escritos y nosotros tenemos que concluir que este oficio también llegó a ser una parte permanente de la estructura de la iglesia del NT.  Al establecerse los grupos de cristianos, (nuevas iglesias) el liderazgo de dichos grupos también cambió.  En vez de dirigirse por unos dones puramente carismáticos, se adoptó este sistema de dos oficios (diácono y anciano) para todas las iglesias.  En esta manera el Espíritu y los fundadores de estas iglesias proveyeron para el futuro de la iglesia.

A.  Definición de las palabras anciano y obispo en el Nuevo Testamento: El Nuevo Testamento utiliza dos palabras para describir a las personas que ocupaban el oficio de anciano.  Estas dos palabras en griego son presbyteros y episkopos.

La palabra presbyteros quiere decir, sencillamente, anciano o viejo.  En el NT nosotros encontramos esta palabra con referencia a dos grupos.  Primeramente la palabra puede significar personas mayores de edad.  Pablo da algunas instrucciones en cuanto al trato de los viejos o ancianos de la iglesia en sus cartas.  Le dice a Timoteo:


No reprendas al anciano, sino exhórtale como a padre; a los más jóvenes, como a hermanos; a las ancianas, como a madres; a las jovencitas, como a hermanas, con toda pureza.  (I Tim. 5:1-2)

Aquí, como podemos ver, Pablo explica al joven pastor Timoteo cómo él debe comportarse con las personas de distintas edades.  No se refiere a ningún oficio sino, a una edad avanzada.  Con este significado sencillo la palabra presbyteros se usa con frecuencia en el NT.

Pero el significado que más nos interesa para fines de este estudio, es el significado del oficio de anciano.  En Hechos 14:23 Lucas nos relata en cuanto al trabajo misionero de Pablo y Bernabé:

Y constituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído.

Obviamente en este pasaje y en otros (Hch. 20:17,18, por ejemplo), los ancianos eran las personas locales a quienes los apóstoles entregaron la autoridad y la dirección de la iglesia una vez establecida.  La palabra presbyteros en sí se refiere a la experiencia y madurez de dicha persona, y a su capacidad de ejercer autoridad en la iglesia.  Veremos algo más de la función del anciano cuando estudiemos los requisitos para dicho oficio.


La segunda palabra que se utiliza para referirse a este oficio es la palabra episkopos.  Episkopos, como título, habla más de la función del oficio que de la persona quien lo ocupa (como es el caso con la palabra anciano).  Episkopos se traduce en castellano como obispo, y no hay nada de confusión en cuanto a qué se refiere.  Se refiere siempre a una persona que vigila, cuida, supervisa o dirige a otros.  Bíblicamente, la idea o palabra más cercana es la de pastorear.    Las dos ideas se juntan en   I Pe. 2:25 donde Pedro habla de nuestro Señor diciendo:

Porque vosotros erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto al Pastor y Obispo de vuestras almas.

El oficio de obispo (episkopos) rápidamente llegó a ser un oficio más alto en la estructura de la iglesia primitiva.  Pero nosotros podemos ver que en su principio no fue así.  Había solamente dos oficios en este sentido: el de episkopos/presbyteros (anciano) y el de diakonos (Fil. 1:1).

Nosotros afirmamos que en el NT las palabras episkopos y presbyteros se refieran al mismo puesto en la iglesia por dos razones.  Primero, encontramos que la función que se relaciona con cada uno de estos títulos es la misma.  Aunque se usan dos términos distintos para referirse a esta función, la función o el oficio es el mismo.  Segundo, tenemos dos pasajes en el NT donde se utilizan ambos títulos para hablar del mismo grupo de personas.

En Hechos 20:17 leemos que Pablo hizo llamar a los ancianos de la iglesia.  Los ancianos vinieron donde Pablo y si seguimos con la lectura vemos que Pablo les dirigió un discurso de despedida.  En versículo 28 del mismo capítulo, Pablo, dirigiéndose a estos mismos ancianos, les dice:

Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre.

Pablo, obviamente, consideraba que los títulos de anciano y obispo referían al mismo oficio.  Además, encontramos otra vez la relación entre obispo y pastor.  Para Lucas y Pablo, ser obispo significaba pastorear.


El segundo pasaje que utiliza ambos términos en referencia a las mismas personas es Tito 1:5-7.  Veamos:

Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente, y establecieses ancianos en cada ciudad, así como yo te mandé; el que fuere irreprensible, marido de una sola mujer, y tenga hijos creyentes que no estén acusados de disolución ni de rebeldía.  Por que es necesario que el obispo sea irreprensible, como administrador de Dios....

Sería muy difícil negar que Pablo tuviera el mismo grupo de personas en mente cuando escribió estas palabras.  Y, por estas razones y estos pasajes, nosotros concluimos que las palabras anciano y obispo refieren al mismo oficio en la iglesia.

B.  El desarrollo del oficio de anciano en el NT.  La tradición de ver a los ancianos como pastores del pueblo de Dios es muy larga en el Antiguo Testamento.  Casi desde el principio de la historia de Israel Dios a tratado con los ancianos como representantes de, y pastores para su pueblo.  Fueron los ancianos quienes supervisaron la Pascua en Ex. 12:21, y quienes también recibieron la revelación de Sinaí en Ex. 19:7.  En muchos casos es difícil discernir si es un puesto formal o una mera descripción.  Aunque existe esta confusión con varios pasajes, hay bastante evidencia para concluir que en Israel y también para los judíos en exilio, los ancianos eran los que supervisaban la vida espiritual y enseñaban la ley de Moisés (Mr. 7:8).


Al establecerse, era natural que los nuevos grupos cristianos se organizaran en una manera semejante.  Mencionamos arriba que la primera iglesia en Jerusalén tenía ancianos desde una edad muy temprana.  En Hechos 15:2 nosotros vemos los ancianos trabajando al lado de los apóstoles.  Puesto que el oficio de apóstol iba desapareciendo con la muerte de los que andaban con Jesús, era necesario entregar la autoridad de la iglesia a otros.

Vemos que Pablo, en sus viajes misioneros, no abandonaba un sitio hasta que tuviera ancianos preparados (Hch. 14:23 y 20:32) para continuar con la dirección de estas obras misioneras.  En las cartas pastorales descubrimos que las funciones de predicar y enseñar pertenecían especialmente a los ancianos.

El apóstol Pedro, por su parte, habla con los ancianos en términos pastorales.  Les exhorta a tener mucha cautela en cuanto al ejercicio de su autoridad (I Pedro 5:3) para que no sean como los demás gobernantes de este mundo.  También vemos en Pedro que el trabajo del anciano está comparado con el mismo trabajo de nuestro Señor.  Pedro anima a los ancianos diciendo:

Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria.  (I Pedro 5:4)

También bajo el liderazgo de Santiago vemos que la iglesia fue organizada con ancianos.  Santiago les dice a sus lectores que al caerse enfermos deben llamar a los ancianos de la iglesia para que oren por ellos.  Sigue diciendo que, la oración de fe salvará al enfermo (Santiago 5:14 y 15).  En Santiago, y también en Timoteo (I Tim. 4:14), se ve que no se ha pasado de un sistema dirigido por el Espíritu a un sistema dirigido por hombres.   El Espíritu sigue repartiendo sus dones y sigue guiando la iglesia.  Pero dentro de un tiempo, relativamente corto, la iglesia comenzó a formalizarse bajo ciertas normas.  Como dijo Pablo en I Cor. 14:40, pero hágase todo decentemente y con orden.


En cuanto a la selección de los ancianos, nosotros sabemos que en el principio ellos fueron escogidos y ordenados por los mismos apóstoles (Hch. 14:23).  Sin embargo, vemos también que en muchos casos la misma iglesia tuvo la oportunidad de elegir a sus propios líderes y oficiales (Hch. 6:1-6, 13:1-3).  Al incluir las listas de requisitos para ancianos en sus cartas, se supone que Pablo contaba con la participación de la congregación en la selección de los ancianos también.  Aunque no hay un mandato claro, la dirección del NT tiende hacia la participación de todos y, por esto, las iglesias reformadas siempre han solicitado la participación de todos los miembros en la selección de los ancianos.
13.  Las dos responsabilidades principales del anciano son:

_1)______________________________________________

 _2)_____________________________________________.

14. Cuáles son los dos significados de la palabra

presbyteros?__1)__________________________________

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15. Qué significa la palabra episkopos y con qué idea se

relaciona en el NT?_________________________________

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16. Por qué afirmamos que las dos palabras se refieren al mismo oficio? (Dos razones y dos pasajes)

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17. Es cierto que con la organización de la iglesia ésta dejó

de ser dirigida por el Espíritu? ______________________

Por qué sí o no?_________________________________

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C.  Requisitos de los ancianos. Pablo, en dos ocasiones, nos provee una lista de requisitos para los que quieren asumir el ministerio del oficio de anciano.  La primera lista se encuentra en I Tim. 3, y la segunda en Tito 1.  Pedro también menciona algunas cosas con relación a los que ocupan este oficio en el quinto capítulo de su primera carta.

Para los ancianos una buena parte de esta lista es igual a la lista de requisitos para los diáconos.  Comenzaremos con esta misma lista, y veremos al final algunas otras cosas también.

Honestidad.  El anciano tiene que ser honesto.  Lo interesante en cuanto a la honestidad del anciano y del diácono es que se extiende a todas las partes de la vida.  Ser honesto no es algo que tiene que ver solamente con los hermanos en la iglesia.  La honestidad incluye hasta los negocios personales.  Mientras algunos cristianos sufren de una codicia por ganancias deshonestas, Pablo la prohíbe para el anciano en I Tim. 3:3 y Tito 1:7.

Seriedad.  Otra vez, el anciano tiene que llenar los mismos requisitos que los diáconos, pero con algunas cosas adicionales.  En I Tim. 3:2 y Tito 1:8 Pablo dice que los ancianos tienen que ser prudentes o dueños de sí mismos.  En I Tim. 3:3 y Tito 1:7 vemos que el anciano no puede ser violento o iracundo, tiene que ser estable, amable y apacible.

Integridad.  Es necesario que el anciano sea irreprensible (Tito 1:7).  Su vida tiene que dar testimonio de lo que enseña con su boca.  Si la vida y la palabra no son coherentes la una con la otra, toda la iglesia sufrirá.  La integridad está relacionada con la honestidad, pero es más extensiva.  Va más allá de la palabra e incluye todo aspecto de la vida.

Madurez.  I Tim. 3:6 dice: no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo.  Los puestos de mucha responsabilidad y autoridad no son para recién convertidos, y Pablo explica el porqué.  Sería demasiado fácil para el nuevo líder caer en la mentalidad orgullosa de la cual él acaba de salir.  Para evitar esta tentación y este riesgo, Pablo dice: no un neófito.


Tener su propia vida en orden. Aquí Pablo utiliza casi las mismas palabras que utilizó cuando les habló a los diáconos.  Que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad (I Tim. 3:4).  En Tito Pablo es aún más exigente en cuanto a la familia del anciano.  Allí dice: marido de una sola mujer, y tenga hijos creyentes que no estén acusados de disolución ni de rebeldía (Tito 1:6).   Se ve una vez más que la familia de un líder en la iglesia es una parte integral de su propio testimonio.

Además de estas cinco características, hay dos más que tienen una importancia única para el anciano.  Ellas son: buenas relaciones humanas y la capacidad para enseñar.

Relaciones Humanas.  No es fácil bregar con gente!   Yo no sé cuántas veces he escuchado estas palabras salir de la boca de líderes de la iglesia.  Y las palabras son ciertas: no es fácil.  Sin embargo, este es el trabajo del anciano.  El anciano tiene que estar con su gente, guiando, supervisando, enseñado y animándola.  Por esto, el anciano, además de conocer la palabra, tiene que conocer a su gente.  Tiene que saber cómo tratar a estas personas.  Y en esta área de las relaciones humanas, Pablo y Pedro nos brindan unos consejos excelentes.

En I Timoteo Pablo dice lo siguiente: sea sobrio, prudente, decoroso, hospedador....(3:2) y luego, en el versículo 3: sino amable, apacible....  En el versículo 7 Pablo habla de su reputación diciendo: También es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera....  En Tito 1:8 se expresa la misma idea con estas palabras: sino hospedador, amante de lo bueno, sobrio, justo, santo, dueño de sí mismo.

A todo esto Pedro añade unas palabras de cautela en cuanto a cómo se debe ejercer la autoridad del oficio:


Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey.  (I Pe. 5:2-3)

Pedro sabía que el liderazgo de ejemplo podía lograr mucho más que un liderazgo de palabras fuertes.  Así que Jesús ejerció su autoridad por medio de su vida ejemplar, Pedro recomienda que hagamos lo mismo.

Tomando en cuenta todas estas cosas, nuestro ministerio puede ser mucho más eficaz.   Pero por no saber como tratar a la gente, los problemas pequeños se empeoran.  Aplicando el consejo de Pablo y Pedro, esperamos resolver los problemas mientras todavía son insignificantes.

Apto para enseñar. Aunque este es el último requisito en nuestra lista aquí, creemos que es uno de los más importantes.  Todas las demás cosas o apoyan o hacen daño a la capacidad de uno enseñar.  La persona que llene todos estos requisitos y también sea apto para enseñar, será uno de los mejores maestros en el mundo.  Enseñará con boca y con su vida, y tendrá una autoridad poco común.

Las palabras apto para enseñar vienen de I Timoteo 3:2.  En Tito 1:9 Pablo desarrolla esta idea un poco más:

..., retenedor de la palabra fiel tal como ha sido enseñada, para que también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen.


Además de ser mencionada en estas listas de requisitos, la capacidad de enseñar es de suma importancia para Pablo en sus cartas a Timoteo y a Tito.  Ellos, como ancianos y pastores, tenían que enseñar todo lo que Pablo les enseñaba.  Y vemos la misma prioridad para los ancianos en las iglesias levantadas por Pablo en el libro de los Hechos.  Ellos también tenían que saber enseñar y defenderse con la pura doctrina de la palabra (Hechos 20:28).

D.  La función del anciano en la iglesia de hoy. Cuando nosotros comenzamos esta parte del estudio, dijimos que el oficio de anciano podría ser caracterizado con dos palabras: enseñanza y supervisión.  Ahora, esperamos que usted pueda entender porqué lo definimos así.  La iglesia de hoy, más que nunca, necesita de esta supervisión y de esta enseñanza.  Animamos a los lectores de este estudio a exigir estas cosas a los ancianos de sus iglesias.  Veremos a continuación algunas de las maneras en que los ancianos de hoy pueden jugar un papel bíblico en sus congregaciones.

La Enseñanza.  Con la excepción del pastor de la congregación, muy pocos ancianos toman en serio su llamamiento bíblico a enseñar.  Y aun los pastores en algunas iglesias prestan poca atención a este mandato bíblico.  En vez de educar y enseñar, muchos simplemente repiten las mismas cosas todo el tiempo.

La enseñanza y la educación requieren estudio de parte del anciano.  Para ser un educador, el individuo siempre tiene que estar aprendiendo.  Por esto, todos los ancianos y líderes de nuestras iglesias deben esforzarse para llegar a un conocimiento completo y para poder compartirlo con otros.  Le toca al anciano estimular el crecimiento intelectual de cada miembro.

En muchas iglesias se ha dejado el ministerio de educación a quien se presente como voluntario.  Cuando se hace esto la congregación no se asegura ni de la madurez de quien enseña, ni de la calidad de la enseñanza.  La educación bíblica es demasiado importante para dejársela a cualquier voluntario.


Dentro de la iglesia cierta educación ocurre en todos los niveles y en todos los programas.  Aquí daremos una idea de cómo el cuerpo de ancianos puede participar y ayudar en esta tarea tan importante.

-La Escuela Dominical.  Casi todas las iglesias evangélicas tienen una escuela dominical.  Pero muchas veces todo lo que sucede en esta escuela dominical depende de lo que puede hacer un profesor joven, de poca experiencia.  Si los ancianos no son suficientes en número, o no son  apropiadamente dotados para participar en la enseñanza a este nivel, ellos deben, por lo menos, hacer todo lo posible para que los profesores tengan materiales buenos y apropiados.  Deben estar no sólo conscientes de todo lo que se enseña en la iglesia, sino que también deben estudiar y aprobarlo antes de que se dé.

-Los Jóvenes.  Todas las iglesias deben tener programas de enseñanza por medio de los cuales la juventud de las mismas pueda llegar a conocer lo que cree su iglesia.  Uno de los ancianos sería la persona ideal para dar dicho estudio.  Dentro de la sociedad de jóvenes, los ancianos también deben asegurar un consejo bíblico y claro en cuanto a todos los problemas que enfrenta la juventud de hoy.

-Los demás sociedades y grupos dentro de la iglesia.  Los ancianos tienen que proveer o enseñanza directa o materiales adecuados para todos los grupos que se reúnen dentro de la iglesia.  Muchas veces pueden confiar en el buen juicio de la persona que dirige la sociedad, pero siempre deben saber lo que se está enseñando.


-El Púlpito.  Los ancianos deben vigilar lo que se predica en la iglesia.  Deben tener cuidado con invitados de afuera, y deben animar a sus pastores a que sigan estudiando.  Ellos mismos deben capacitarse en estudios bíblicos y deben estar dispuestos y preparados siempre para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros (I Pe. 3:15).  En el púlpito o en la calle, le toca al anciano estar listo para enseñar y educar.

Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren.  (I Tim. 4:16)

La Supervisión. Ya hemos visto el papel que juega el cuerpo de ancianos en la supervisión del programa educativo de la iglesia.  Deben estar involucrados en todos los niveles de la educación eclesiástica.  Pero la supervisión de los ancianos va mucho más allá que el proveer simplemente un buen programa de educación.  Al anciano no solamente le toca el cuidado de la mente cristiana, sino el cuidado del alma cristiana también.

Aunque muchos creen que este ministerio de cuidado pastoral corresponde exclusivamente al pastor de la iglesia, el NT nos muestra que no es así.  Los pastores sí tenían y tienen responsabilidades especiales, pero todos los ancianos son llamados a apacentar la grey de nuestro Señor (Hch. 20:28 y I Pe. 5:2).  Ofrecemos aquí algunas ideas prácticas en cuanto a cómo los ancianos pueden proveer tal cuidado.

-Distritos o grupos pastorales. Para asegurar que las ovejas de la iglesia reciban la supervisión que necesitan, la iglesia debe ser dividida en distritos o grupos pastorales.  A cada anciano se le asigna un distrito o grupo.  El anciano, entonces, es responsable por cada persona en su grupo.  Organizado de esta manera, todo el mundo sabe a quién le corresponde.  Si hay algún problema, enfermedad o crisis en la familia de un miembro, se sabe a quién le toca tal responsabilidad.


-Visitas familiares. Es importante que el anciano tenga la oportunidad de estar con las familias de los miembros de la iglesia en su hogar.  Debe haber un sistema de visitas pastorales para que los ancianos lleguen a conocer el ambiente familiar de los hermanos de su distrito.  Esta visita puede abrir la puerta de la iglesia a miembros de la familia que no la visitan.  La visita también puede servir para que el anciano pueda hacer  un inventario espiritual del hogar.  Conociendo de cerca las necesidades de la familia, el anciano estará mejor preparado para apacentar a dicha familia.

Será necesario también, visitar las familias de todos los ancianos y la del pastor.  Ellas también necesitan de un cuidado pastoral, y muchas veces son los últimos en recibirlo.

-Identificación y desarrollo de dones espirituales.  En Ef. 4 el Apóstol Pablo habla de cómo Cristo constituyó varios oficios al establecer la iglesia.  El proposito de estos oficios, constituidos por Cristo, era:

a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo (Ef. 4:12-13)

Si tomamos en serio el propósito de los oficios de la iglesia y la naturaleza del oficio de anciano, tenemos que concluir en que el anciano debe trabajar con los nuevos miembros, ayudándoles a descubrir y a desarrollar los dones y ministerios que el Señor les ha dado.  Si en verdad creemos que el anciano debe capacitar y preparar, es aquí donde nosotros debemos comenzar.

-Supervisión de los cultos.  Los ancianos son responsables para todo lo que sucede dentro del culto.  Para hacer un buen trabajo, habrá que haber una buena preparación y coordinación de los elementos del culto.  No debemos dar oportunidad a todo dentro de nuestros cultos.  Hay que tener cuidado y trabajar decentemente y con orden.


-Supervisión de los sacramentos.  Los sacramentos son señales y sellos de la gracia de nuestro Señor.  Ellos fueron instituidos por el mismo Señor y deben celebrarse con cuidado y seriedad (I Cor. 11:27,28).  Puesto que los ancianos son los responsables por la enseñanza y la supervisión espiritual de la congregación, es natural que ellos también se encarguen de los sacramentos.

-Supervisión de la disciplina.  Nosotros dijimos en el estudio El Oficio de Creyente que todos los miembros tenían una responsablidad en la disciplina de los demás.  Cuando se presenta un problema, o cuando se comete un pecado, la persona que lo observa debe tratarlo con la persona que lo comete (Mt. 18:15).  Al no resolver el problema a este nivel, se lo debe entregar a los encargados de la vida espiritual de la congregación: se lo debe entregar a los ancianos.

18.  Además de los mismos requisitos para diáconos, los

ancianos tienen que ser buenos en las

_________________________________ y tienen que ser

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19. Cuáles son algunos de los consejos que ofrecen Pablo y Pedro en cuanto a la relación entre el anciano y los miembros de su iglesia?

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20. Dónde deben ejercer los ancianos su don de enseñanza?

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21. Cómo pueden los ancianos asegurar que haya un buen cuidado pastoral en su iglesia?  (6 áreas)

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III.  El Consistorio en la Tradición Reformada:

Habiendo estudiado estos dos oficios permanentes y establecidos por los apóstoles, concluimos ahora con algunas palabras sobre el cuerpo gobernante de la iglesia local: el consistorio.

La palabra consistorio significa la asamblea que gobierna la iglesia.  En muchas iglesias evangélicas, hay un comité o una junta directiva.  Pero la iglesia reformada siempre ha utilizado la palabra consistorio para referirse a este grupo gobernante de la iglesia.

A.  Los miembros del consistorio

El consistorio en la Iglesia Cristiana Reformada está compuesto por los ancianos (uno de ellos siendo el pastor), y los diáconos.  Tradicionalmente se ha limitado la función de gobernar y ejercer autoridad al cuerpo de ancianos.  Pero más y más la iglesia se está dando cuenta de la importancia del ministerio del diaconado.  Y por esta y otras razones, muchos diáconos están funcionando como miembros en pleno de los consistorios de nuestras iglesias.

B.  La función del consistorio

Sencillamente, el consistorio es la asamblea donde se coordinan  todos los ministerios que hemos visto y estudiado en estas páginas, y muchos más.  Por razones de tiempo y eficiencia, los dos cuerpos pueden reunirse aparte.  Pero ya que la coordinación de ambos ministerios es tan importante, no pueden dejar de reunirse juntos regularmente.

Una vez más, quisiéramos animar al lector a volver a la Palabra de Dios para encontrar el patrón verdadero para la estructura de la iglesia.  Hay muchísimas estructuras y maneras de organizarse operando dentro la iglesia de hoy, pero volvemos y repetimos que el mejor modelo es el modelo bíblico. Qué el Señor nos ayude a seguirlo!

Notas:

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miércoles, 28 de abril de 2010

Seran como dioses

24 de Diciembre de 2009Carta pastoral“
Les ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor.Esto les servirá de señal: Hallarán al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre.” (Lc.2,11-12)Queridos Hermanos y Hermanas:Cada año el Señor renueva su decisión de mostrarnos su Amor. Navidad es la oportunidad que Dios tiene de darse a conocer, y recordarnos que El es parte de nuestra historia. Aquella que ya pasó, la presente y la que vendrá… “Cristo ayer, hoy y siempre”.El compromiso de Dios con la historia, la tuya, la mía, la de todos y todas, las naciones y pueblos, lo hace diferente a todos los otros dioses, pues nuestro Dios ha decidido ¡ENCARNARSE! Y ser parte del tiempo.El Hijo del Dios Creador, ahora Dios humanado, ¡Hijo de Hombre!; para que el hombre se haga ¡Hijo de Dios!Y la verdad es que, desde todo punto de vista, no hay nada más maravilloso que un Dios que, siendo igual al Padre, el Creador de todas las cosas, haya querido pasar por el vientre de una mujer, nacer como un bebé, tener una familia y una historia, teniendo como antepasados a David y Abraham, personas famosas y respetables. Pero lo más asombroso es que entre sus antepasados también se encontraban mujeres y hombres de mala reputación. Es así cuando asumimos de verdad la historia, nuestra historia. Nadie elige la familia, ni los antepasados. Pero son tan parte de nosotros que si nos negamos a asumirlos, perdemos también la oportunidad de conocernos y asumirnos tal como somos.Por eso cuando oigan que Jesús nació: ¡Levántense! ¡Pónganse en pie! No se queden en pensamientos románticos de Navidad, sino maravíllense de que Él, siendo Hijo de Dios, del Eterno y Todopoderoso Dios, eligió también ser llamado Hijo del Hombre, para hacernos a nosotros los hombres, Hijos de Dios.Él, siendo Hijo del Dios eterno, quiso tener un padre humano, para darnos a nosotros, al Señor como Padre. Tu corazón puede sentir y tus labios pueden decir: “Padre nuestro que estas en los cielos…”Pensándolo un poco, es más fácil que Dios se haga un ser humano como nosotros, pues el que tiene todo en sus manos y gobierna todo, puede, si quiere ser algo o alguien pequeño. Es posible que algo grande se achique; pero no es tan sencillo que algo limitado y poca cosa, finito y temporal como el hombre, sea de verdad Hijo de Dios, y partícipe de la eternidad y de lo infinito.Entonces cuando escuches que el Hijo de Dios se metió en la historia, se hizo hombre y se le llamó hijo de David y de Abraham, sus antepasados. ¡No te desanimes! Porque vos y yo somos seres humanos, y en Jesús también podemos ser llamados Hijo de Dios. Él no se humilló sin motivos. Se humilló de esa forma y hasta tal extremo, porque sencillamente quería exaltarnos a nosotros.Él nació según la carne para que nosotros pudiéramos nacer según el Espíritu. Él nació de una mujer, de un ser humano, para que nosotros dejemos de ser simplemente hijos de mujer. Lo que hizo Cristo es grandioso y maravilloso, enlazó la naturaleza divina con la humana; lo suyo con lo nuestro.Jesús, en efecto, es un nombre hebreo que significa salvador. Y Jesús es salvador porque vino a salvar a la humanidad.¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, Y el hijo del hombre, para que lo visites? (Sal. 8,4) Claro que esta pregunta surge como un clamor de admiración viendo esta obra de Dios. Si El valora así la vida; si tan alta dignidad le ha regalado.Porque nos habituamos a convivir con la degradación de la vida humana cada vez que asistimos a la explotación laboral suponiendo que entre un patrón y un empleado existe una “diferencia” en la manera de ser persona. La crisis económica de nuestros pueblos latinoamericanos y entre ellos el nuestro, legitima esta nueva manera de ser esclavos, rehenes del sistema y de otros hombres que ponen rostro a esta desigualdad.¿Podemos seguir celebrando Navidad mientras convivimos con mujeres y niños sujetos de violencia y maltrato porque su manera de ser humanos los hace frágiles? ¿Con viejos que no sirven porque no producen, y son librados a su suerte en soledad? también son frágiles vidas humanas.¿Qué Belén (Casa de Pan) alberga a los muchos que viven revolviendo la basura a los tantos que viven en la calle a jóvenes que son victimas de las drogas? y porque en su mayoría son pobres y “drogones” ¡se lo tienen merecido y ya todos sabemos que así van a terminar!Jesús el Hijo de Dios decidió nacer allí donde la vida humana se parece mucho a la vida de animales, para comenzar desde allí a restaurar la vida humana y llevarla al límite impensado de ser Hijos de Dios.Belén esta lejos de los banquetes ostentosos, lejos de las luces y el bullicio, lejos de los poderosos, lejos de toda distracción superflua.Si queremos vivir “Belén” busquemos dentro nuestro y a nuestro alrededor aquellos lugares donde la vida esta deshumanizada pues es desde allí donde Dios esta obrando, allí esta naciendo, allí está brillando una estrella y ángeles cantando ¡Gloria a Dios en las alturas!Deseo una Navidad para mí y para Uds. y para todos los que queremos un mundo más humano y menos animal. Miremos al pesebre, que podamos seguir la estrella que sale para todos mostrándonos donde queda Belén, y digamos una oración de agradecimiento, repitiendo para dentro y a los gritos: ¡¡Soy hijo, hija de Dios!! ¡¡Sos hija e hijo de Dios!! Somos Hijos de Dios. AménSergio LópezBendecida Navidad querida comunidadArca de Noé y Buen Pastor!
¿Qué es el Cristianismo?A mediados del año 2007, Carlo Guineburg, un historiador piamontes, dio una conferencia en la biblioteca nacional bajo el título: "miedo, reverencia, terror: releer a Hobbes hoy". Citando a este filósofo inglés dijo: "la religión es un mero instrumento político para refrenar los impulsos y mantener al hombre en un estado de sujeción"..., "el Estado, el dios mortal generado por el miedo del hombre infunde terror, un sentimiento que mezcla el miedo y la sujeción,"..."para presentarse como autoridad legitima, el estado necesita los instrumentos y las armas de la religión" "supongamos que la degradación ambiental aumenta hasta alcanzar niveles intolerables. Llegado este punto, un control global sobre el mundo, sus habitantes, sería inevitable y la supervivencia del genero humano impondría un pacto parecido al qie imaginaba Hobbes, en el que los individuos renunciaban a sus libertades a favor de un super estado opresivo.Hoy estos hechos se ven clara y patéticamente sobre un escenario donde impostura, engaño, atropello, despojo y muerte actúan bajo la bendición de fundamentalismos religiosos. Este panorama sin embargo contrasta con el origen del cristianismo, una contracultura que afrontaba la represión tanto politica como religiosa, sustentada sobre premisas de Jesús, tales como: "Ama a tu enemigo", o "den al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios".Con otros matices el filosofo Gianni Vattimo, piamontes también, propone un cristianismo no religioso" : un humanismo que es portador de un "pensamiento débil", esto es que rechaza suficiencias, que reconoce al hombre "ligado al tiempo, a la vida y a la muerte", como una búsqueda de una "emancipación humana con progresiva reducción de la violencia y los dogmatismos".Vattimo, que fue diputado del parlamento europeo por el partido izquierdista "El Olivo" , exhorta a recuperar la raíz neotestamentaria del cristianismo; siguiendo su consejo encontraríamos en el NT una experiencia individual y colectiva de liberación, reparación y cambio que genera solidaridad.Uno de los casos paradigmaticos es el de Saulo de Tarso, dirigente religioso fanático, suficiente, autoritario y represor, que al chocar contra un Cristo vivo, encuentra la Fe, el verdadero contenido de las escrituras y un poder transformador. De esto surge un Pablo libertario, abnegado, esclarecedor del cambio, que murió luchando por divulgar la doctrina del Hombre Nuevo". Esto se funda en el "nuevo nacimiento" de Jesús, que es la aceptación de Cristo como redentor y Señor, ajeno a tradiciones que apelan la suficiencia.Volviendo a Vattimo, que critica al Vaticano y los supone extensivo a los "evangelios fundamentalistas" que apoyaron a la "cruzada" de Bush, podemos agregar su propuesta de profundizar la reforma.Dejando de lado la cuestionable influencia del frances Jean Calvin, llamado comúnmente Calvino, promovido en Inglaterra y luego en EEUU que dio el concepto de "superioridad protestante" , podemos revisar e ir mas allá de principios básicos sobre justificación por Fe y libre acceso de interpretación de las escrituras. Queda pendiente observar la doctrina de la iglesia primitiva sobre la obra completa de Cristo como sustento de nueva vida en abundancia; de su presencia en la cida de todo hombre y como Señor de la historia. Otro aspecto es la obra del Espíritu Sando recelando la autoridad de Cristo que quiere en los suyos con su mente y su carácter.El cristianismo auténtico puede identificarse por un cabal reconocimiento de la obra completa de Jesús, justo a una cabal respuesta a sus demandas, a sus exigencias, paradójicamente esto se traduce en liberación, descanso, sustente, certeza, lo opuesto a tergiversación común de ciertas tradiciones que en su impostura piden al hombre lo que no puede dar de si, generando cargas y dependencias.Para Cristo hay un "ser o no ser"; se produce puntualmente "el nuevo nacimiento" o se muere. "El que no está a favor mío está en contra mía, y el que conmigo no recoge, desparrama"(Mateo 12:30). El únicamente da vida y lo hace en forma personalizada, una obra indelegablemente suya, con sus principios intactos. Toda mescolanza, donde su obra, su persona sea un mero ingrediante, le sera rechazada.Una tradición se apoya en Pedro como fundamento, esto se hace mutilando la escritura. Si leemos Gal 1:11-20 y 2:6-14 podemos observar a Pablo, un creyente nuevo, que sabe que su misión surge de la revelación de Cristo mismo, que relativiza la opinión de los apóstoles; llega a reprender públicamente a Pedro por faltar a la doctrina. Esto no significa ruptura ni excomunión; seguramente hay reparación y lo que sigue es un vinculo de respeto y afecto.En cuanto al conocimiento de la verdad, Pablo en Filipenses 3:1-13 lo cifra sobre la persona de Cristo actuando con su poder sobre la debilidad humana; esta percepción la considera superior a la mera consideración de las escrituras y a una tradición que pretende ser cumplidora. A esto lo considera basura, en comparación con el deslumbramiento que produce un autentico aprendizaje, permanentemente abierto a lo nuevo.Las consecuencias de esta profunda experiencia se expresa en conductas de solidaridad, de compasión, de intercesión; lo que se corresponde con lo que pide Jesús: "hagan ustedes con los demás como quieren que los demás hagan con ustedes" (Lucas 6:31)Juan Carlos Labayen

martes, 27 de octubre de 2009

Las 95 Tesis de Martin Lutero


Wittenberg, 31 de octubre de 1517.

Disputación acerca de la determinación del valor de las indulgencias


Por amor a la verdad y en el afán de sacarla a luz, se discutirán en Wittenberg las siguientes proposiciones bajo la presidencia del R. P. Martín Lutero, Maestro en Artes y en Sagrada Escritura y Profesor Ordinario de esta última disciplina en esa localidad. Por tal razón, ruega que los que no puedan estar presentes y debatir oralmente con nosotros, lo hagan, aunque ausentes, por escrito. En el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén.

1-Cuando nuestro Señor y Maestro Jesucristo dijo: "Haced penitencia...", ha querido que toda la vida de los creyentes fuera penitencia.

2-Este término no puede entenderse en el sentido de la penitencia sacramental (es decir, de aquella relacionada con la confesión y satisfacción) que se celebra por el ministerio de los sacerdotes.

3-Sin embargo, el vocablo no apunta solamente a una penitencia interior; antes bien, una penitencia interna es nula si no obra exteriormente diversas mortificaciones de la carne.

4-En consecuencia, subsiste la pena mientras perdura el odio al propio yo (es decir, la verdadera penitencia interior), lo que significa que ella continúa hasta la entrada en el reino de los cielos.

5-El Papa no quiere ni puede remitir culpa alguna, salvo aquella que él ha impuesto, sea por su arbitrio, sea por conformidad a los cánones.

6-El Papa no puede remitir culpa alguna, sino declarando y testimoniando que ha sido remitida por Dios, o remitiéndola con certeza en los casos que se ha reservado. Si éstos fuesen menospreciados, la culpa subsistirá íntegramente.

7-De ningún modo Dios remite la culpa a nadie, sin que al mismo tiempo lo humille y lo someta en todas las cosas al sacerdote, su vicario.

8-Los cánones penitenciales han sido impuestos únicamente a los vivientes y nada debe ser impuesto a los moribundos basándose en los cánones.

9-Por ello, el Espíritu Santo nos beneficia en la persona del Papa, quien en sus decretos siempre hace una excepción en caso de muerte y de necesidad.

10-Mal y torpemente proceden los sacerdotes que reservan a los moribundos penas canónicas en el purgatorio.

11-Esta cizaña, cual la de transformar la pena canónica en pena para el purgatorio, parece por cierto haber sido sembrada mientras los obispos dormían.

12-Antiguamente las penas canónicas no se imponían después sino antes de la absolución, como prueba de la verdadera contrición.

13-Los moribundos son absueltos de todas sus culpas a causa de la muerte y ya son muertos para las leyes canónicas, quedando de derecho exentos de ellas.

14-Una pureza o caridad imperfectas traen consigo para el moribundo, necesariamente, gran miedo; el cual es tanto mayor cuanto menor sean aquéllas.

15-Este temor y horror son suficientes por sí solos (por no hablar de otras cosas) para constituir la pena del purgatorio, puesto que están muy cerca del horror de la desesperación.

16-Al parecer, el infierno, el purgatorio y el cielo difieren entre sí como la desesperación, la cuasi desesperación y al seguridad de la salvación.

17-Parece necesario para las almas del purgatorio que a medida que disminuya el horror, aumente la caridad.

18-Y no parece probado, sea por la razón o por las Escrituras, que estas almas estén excluidas del estado de mérito o del crecimiento en la caridad.

19-Y tampoco parece probado que las almas en el purgatorio, al menos en su totalidad, tengan plena certeza de su bienaventuranza ni aún en el caso de que nosotros podamos estar completamente seguros de ello.

20-Por tanto, cuando el Papa habla de remisión plenaria de todas las penas, significa simplemente el perdón de todas ellas, sino solamente el de aquellas que él mismo impuso.

21-En consecuencia, yerran aquellos predicadores de indulgencias que afirman que el hombre es absuelto a la vez que salvo de toda pena, a causa de las indulgencias del Papa.

22-De modo que el Papa no remite pena alguna a las almas del purgatorio que, según los cánones, ellas debían haber pagado en esta vida.


23-Si a alguien se le puede conceder en todo sentido una remisión de todas las penas, es seguro que ello solamente puede otorgarse a los más perfectos, es decir, muy pocos.

24-Por esta razón, la mayor parte de la gente es necesariamente engañada por esa indiscriminada y jactanciosa promesa de la liberación de las penas.

25-El poder que el Papa tiene universalmente sobre el purgatorio, cualquier obispo o cura lo posee en particular sobre su diócesis o parroquia.

26-Muy bien procede el Papa al dar la remisión a las almas del purgatorio, no en virtud del poder de las llaves (que no posee), sino por vía de la intercesión.

27-Mera doctrina humana predican aquellos que aseveran que tan pronto suena la moneda que se echa en la caja, el alma sale volando.

28-Cierto es que, cuando al tintinear, la moneda cae en la caja, el lucro y la avaricia pueden ir en aumento, más la intercesión de la Iglesia depende sólo de la voluntad de Dios.

29-¿Quién sabe, acaso, si todas las almas del purgatorio desean ser redimidas? Hay que recordar lo que, según la leyenda, aconteció con San Severino y San Pascual.

30-Nadie está seguro de la sinceridad de su propia contrición y mucho menos de que haya obtenido la remisión plenaria.

31-Cuán raro es el hombre verdaderamente penitente, tan raro como el que en verdad adquiere indulgencias; es decir, que el tal es rarísimo.

32-Serán eternamente condenados junto con sus maestros, aquellos que crean estar seguros de su salvación mediante una carta de indulgencias.

33-Hemos de cuidarnos mucho de aquellos que afirman que las indulgencias del Papa son el inestimable don divino por el cual el hombre es reconciliado con Dios.

34-Pues aquellas gracias de perdón sólo se refieren a las penas de la satisfacción sacramental, las cuales han sido establecidas por los hombres.

35-Predican una doctrina anticristiana aquellos que enseñan que no es necesaria la contrición para los que rescatan almas o confessionalia.

36-Cualquier cristiano verdaderamente arrepentido tiene derecho a la remisión plenaria de pena y culpa, aun sin carta de indulgencias.

37-Cualquier cristiano verdadero, sea que esté vivo o muerto, tiene participación en todos lo bienes de Cristo y de la Iglesia; esta participación le ha sido concedida por Dios, aun sin cartas de indulgencias.

38-No obstante, la remisión y la participación otorgadas por el Papa no han de menospreciarse en manera alguna, porque, como ya he dicho, constituyen un anuncio de la remisión divina.

39-Es dificilísimo hasta para los teólogos más brillantes, ensalzar al mismo tiempo, ante el pueblo. La prodigalidad de las indulgencias y la verdad de la contrición.

40-La verdadera contrición busca y ama las penas, pero la profusión de las indulgencias relaja y hace que las penas sean odiadas; por lo menos, da ocasión para ello.

41-Las indulgencias apostólicas deben predicarse con cautela para que el pueblo no crea equivocadamente que deban ser preferidas a las demás buenas obras de caridad.

42-Debe enseñarse a los cristianos que no es la intención del Papa, en manera alguna, que la compra de indulgencias se compare con las obras de misericordia.

43-Hay que instruir a los cristianos que aquel que socorre al pobre o ayuda al indigente, realiza una obra mayor que si comprase indulgencias.

44-Porque la caridad crece por la obra de caridad y el hombre llega a ser mejor; en cambio, no lo es por las indulgencias, sino a lo mas, liberado de la pena.

45-Debe enseñarse a los cristianos que el que ve a un indigente y, sin prestarle atención, da su dinero para comprar indulgencias, lo que obtiene en verdad no son las indulgencias papales, sino la indignación de Dios.

46-Debe enseñarse a los cristianos que, si no son colmados de bienes superfluos, están obligados a retener lo necesario para su casa y de ningún modo derrocharlo en indulgencias.

47-Debe enseñarse a los cristianos que la compra de indulgencias queda librada a la propia voluntad y no constituye obligación.

48-Se debe enseñar a los cristianos que, al otorgar indulgencias, el Papa tanto más necesita cuanto desea una oración ferviente por su persona, antes que dinero en efectivo.

49-Hay que enseñar a los cristianos que las indulgencias papales son útiles si en ellas no ponen su confianza, pero muy nocivas si, a causa de ellas, pierden el temor de Dios.

50-Debe enseñarse a los cristianos que si el Papa conociera las exacciones de los predicadores de indulgencias, preferiría que la basílica de San Pedro se redujese a cenizas antes que construirla con la piel, la carne y los huesos de sus ovejas.

51-Debe enseñarse a los cristianos que el Papa estaría dispuesto, como es su deber, a dar de su peculio a muchísimos de aquellos a los cuales los pregoneros de indulgencias sonsacaron el dinero aun cuando para ello tuviera que vender la basílica de San Pedro, si fuera menester.

52-Vana es la confianza en la salvación por medio de una carta de indulgencias, aunque el comisario y hasta el mismo Papa pusieran su misma alma como prenda.

53-Son enemigos de Cristo y del Papa los que, para predicar indulgencias, ordenan suspender por completo la predicación de la palabra de Dios en otras iglesias.

54-Oféndese a la palabra de Dios, cuando en un mismo sermón se dedica tanto o más tiempo a las indulgencias que a ella.

55-Ha de ser la intención del Papa que si las indulgencias (que muy poco significan) se celebran con una campana, una procesión y una ceremonia, el evangelio (que es lo más importante)deba predicarse con cien campanas, cien procesiones y cien ceremonias.

56-Los tesoros de la iglesia, de donde el Papa distribuye las indulgencias, no son ni suficientemente mencionados ni conocidos entre el pueblo de Dios.

57-Que en todo caso no son temporales resulta evidente por el hecho de que muchos de los pregoneros no los derrochan, sino más bien los atesoran.

58-Tampoco son los méritos de Cristo y de los santos, porque éstos siempre obran, sin la intervención del Papa, la gracia del hombre interior y la cruz, la muerte y el infierno del hombre exterior.

59-San Lorenzo dijo que los tesoros de la iglesia eran los pobres, mas hablaba usando el término en el sentido de su época.

60-No hablamos exageradamente si afirmamos que las llaves de la iglesia (donadas por el mérito de Cristo) constituyen ese tesoro.

61-Esta claro, pues, que para la remisión de las penas y de los casos reservados, basta con la sola potestad del Papa.

62-El verdadero tesoro de la iglesia es el sacrosanto evangelio de la gloria y de la gracia de Dios.

63-Empero este tesoro es, con razón, muy odiado, puesto que hace que los primeros sean postreros.

64-En cambio, el tesoro de las indulgencias, con razón, es sumamente grato, porque hace que los postreros sean primeros.

65-Por ello, los tesoros del evangelio son redes con las cuales en otros tiempos se pescaban a hombres poseedores de bienes.

66-Los tesoros de las indulgencias son redes con las cuales ahora se pescan las riquezas de los hombres.

67-Respecto a las indulgencias que los predicadores pregonan con gracias máximas, se entiende que efectivamente lo son en cuanto proporcionan ganancias.

68-No obstante, son las gracias más pequeñas en comparación con la gracia de Dios y la piedad de la cruz.

69-Los obispos y curas están obligados a admitir con toda reverencia a los comisarios de las indulgencias apostólicas.

70-Pero tienen el deber aún más de vigilar con todos sus ojos y escuchar con todos sus oídos, para que esos hombres no prediquen sus propios ensueños en lugar de lo que el Papa les ha encomendado.

71-Quién habla contra la verdad de las indulgencias apostólicas, sea anatema y maldito.

72-Mas quien se preocupa por los excesos y demasías verbales de los predicadores de indulgencias, sea bendito.


73-Así como el Papa justamente fulmina excomunión contra los que maquinan algo, con cualquier artimaña de venta en perjuicio de las indulgencias.

74-Tanto más trata de condenar a los que bajo el pretexto de las indulgencias, intrigan en perjuicio de la caridad y la verdad.

75-Es un disparate pensar que las indulgencias del Papa sean tan eficaces como para que puedan absolver, para hablar de algo imposible, a un hombre que haya violado a la madre de Dios.

76-Decimos por el contrario, que las indulgencias papales no pueden borrar el más leve de los pecados veniales, en concierne a la culpa.

77-Afirmar que si San Pedro fuese Papa hoy, no podría conceder mayores gracias, constituye una blasfemia contra San Pedro y el Papa.

78-Sostenemos, por el contrario, que el actual Papa, como cualquier otro, dispone de mayores gracias, saber: el evangelio, las virtudes espirituales, los dones de sanidad, etc., como se dice en 1ª de Corintios 12.

79-Es blasfemia aseverar que la cruz con las armas papales llamativamente erecta, equivale a la cruz de Cristo.

80-Tendrán que rendir cuenta los obispos, curas y teólogos, al permitir que charlas tales se propongan al pueblo.

81-Esta arbitraria predicación de indulgencias hace que ni siquiera, aun para personas cultas, resulte fácil salvar el respeto que se debe al Papa, frente a las calumnias o preguntas indudablemente sutiles de los laicos.

82-Por ejemplo: ¿Por qué el Papa no vacía el purgatorio a causa de la santísima caridad y la muy apremiante necesidad de las almas, lo cual sería la más justa de todas las razones si él redime un número infinito de almas a causa del muy miserable dinero para la construcción de la basílica, lo cual es un motivo completamente insignificante?

83-Del mismo modo: ¿Por qué subsisten las misas y aniversarios por los difuntos y por qué el Papa no devuelve o permite retirar las fundaciones instituidas en beneficio de ellos, puesto que ya no es justo orar por los redimidos?

84-Del mismo modo: ¿Qué es esta nueva piedad de Dios y del Papa, según la cual conceden al impío y enemigo de Dios, por medio del dinero, redimir un alma pía y amiga de Dios, y por que no la redimen más bien, a causa de la necesidad, por gratuita caridad hacia esa misma alma pía y amada?

85-Del mismo modo: ¿Por qué los cánones penitenciales que de hecho y por el desuso desde hace tiempo están abrogados y muertos como tales, se satisfacen no obstante hasta hoy por la concesión de indulgencias, como si estuviesen en plena vigencia?

86-Del mismo modo: ¿Por qué el Papa, cuya fortuna es hoy más abundante que la de los más opulentos ricos, no construye tan sólo una basílica de San Pedro de su propio dinero, en lugar de hacerlo con el de los pobres creyentes?

87-Del mismo modo: ¿Qué es lo que remite el Papa y qué participación concede a los que por una perfecta contrición tienen ya derecho a una remisión y participación plenarias?

88-Del mismo modo: ¿Que bien mayor podría hacerse a la iglesia si el Papa, como lo hace ahora una vez, concediese estas remisiones y participaciones cien veces por día a cualquiera de los creyentes?

89-Dado que el Papa, por medio de sus indulgencias, busca más la salvación de las almas que el dinero, ¿por qué suspende las cartas e indulgencias ya anteriormente concedidas, si son igualmente eficaces?

90-Reprimir estos sagaces argumentos de los laicos sólo por la fuerza, sin desvirtuarlos con razones, significa exponer a la Iglesia y al Papa a la burla de sus enemigos y contribuir a la desdicha de los cristianos.

91-Por tanto, si las indulgencias se predicasen según el espíritu y la intención del Papa, todas esas objeciones se resolverían con facilidad o más bien no existirían.

92-Que se vayan, pues todos aquellos profetas que dicen al pueblo de Cristo: "Paz, paz"; y no hay paz.

93-Que prosperen todos aquellos profetas que dicen al pueblo: "Cruz, cruz" y no hay cruz.

94-Es menester exhortar a los cristianos que se esfuercen por seguir a Cristo, su cabeza, a través de penas, muertes e infierno.

95-Y a confiar en que entrarán al cielo a través de muchas tribulaciones, antes que por la ilusoria seguridad de paz.

jueves, 22 de octubre de 2009

Dietrich Bonhoeffer: Cristo, Señor de los no-religiosos

por Arnaud CORBIC
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"¿Cómo puede Cristo llegar a ser también Señor de los no-religiosos" en un "mundo adulto", para el que "la hipótesis de Dios" resulta ya superflua? Ésta era la preocupación, a la vez existencial y teológica, del último Bonhoeffer en sus cartas de la cautividad. El autor del presente artículo, que ha publicado recientemente un opúsculo que lleva como subtítulo "Del penúltimo al último Bonhoeffer", nos acerca a la última etapa de su vida y al testimonio de su muerte como discípulo de Jesús.

Publicación original: Dietrich Bonhoeffer, Seigneur des non-religieux, Études 3943(2001)371-382.

Edición en papel de esta edición electrónica: Revista "Selecciones de Teología" 161(2002)51-58

A partir del 5 de abril de 1943, en que fue encarcelado, Bonhoeffer no se encuentra en medio de universitarios y seminaristas, sino con prisioneros, hombres "no-religiosos" que pasan de Dios. La carta del 30.04.1944 marca un corte en su vida y en su pensamiento: ya no espera para él un cambio de situación. Las bombas amenazan con destruir la prisión de Tegel. Sabe por experiencia que "el mundo está determinado por poderes contra los que la razón no puede nada". Sin embargo, se encara con el porvenir, no tanto el suyo como el de la humanidad y el del cristianismo. Es en este contexto en el que se pregunta teológicamente y de forma programática: "Cómo hablar del cristianismo al margen de todo lenguaje religioso? ¿Cómo hablar de Dios sin religión?"

Un lenguaje renovado

Si en la carta del 30.04.1944 formulaba Bonhoeffer estas preguntas, en la del 5.05. 1944 esboza una respuesta: hay que hablar de Dios "en la mundanidad" (weltlich: en la realidad de este mundo), tal como habla de Dios el AT, o sea, en la finitud y en las pasiones humanas, en el límite y en la realidad de las cosas, como lo que hace que el mundo sea mundo, mientras que el a priori metafísico impone al mundo hablar de Dios como fuera y más allá de los límites. Escribe Bonhoeffer: "En este momento, mi reflexión se centra en cómo se podría renovar "laicamente" (weltlich: en la mundanidad) -en el sentido del AT y de Jn 1, 14- la interpretación de conceptos como arrepentimiento, fe, justificación, nuevo nacimiento, santificación". Para él, en el AT, el más allá y la victoria sobre la muerte se viven siempre "en el más acá" (Diesseitigkeit) y remiten al hombre a la finitud en la historia.

En el Esbozo de un estudio, redactado en prisión, a propósito del tema mundanidad (Weltlichkeit) y Dios escribía Bonhoeffer que "nuestra relación con Dios no es una relación "religiosa" con el ser mas elevado, más poderoso, que se pueda imaginar -ahí no está la verdadera trascendencia-, sino que consiste en una nueva vida "para los demás", en la participación en la existencia de Jesús. No son las tareas infinitas e inaccesibles las que constituyen la trascendencia, sino el prójimo que hallamos en nuestro camino".

"El mundo, mayor de edad"

Entre el 30 de abril y el 18 de julio de 1944 toma Bonhoeffer una conciencia cada vez más aguda de que, a consecuencia de una evolución histórica producida principalmente por el siglo de las Luces, el mundo ha llegado a su mayoría de edad, ha adquirido una cierta autonomía, una autosuficiencia en numerosos ámbitos, y esto de manera irreversible.

El mundo ha aprendido a resolver todas las cuestiones importantes sin apelar a la "hipótesis Dios". Y esto vale -para Bonhoeffer- no sólo para las cuestiones científicas y artísticas, sino también para las éticas e incluso para las religiosas. Corno en el ámbito científico, también en el humano, Dios es empujado cada vez más lejos, fuera de la vida: él pierde terreno.

Bonhoeffer analiza esta nueva forma que adopta el ateísmo en la modernidad. Hay en él un desplazamiento significativo: no se trata tanto de la negación de la existencia de Dios como de la afirmación de su inutilidad. Cuando el mundo era "menor de edad", la "hipótesis Dios" poseía todavía su utilidad. Pero, alcanzada la mayoría de edad, el mundo pasa fácilmente de Dios. Es lo que Bonhoeffer constata en el contexto arreligioso de la prisión, sensible a este ateísmo práctico. Y da su diagnóstico:

"Las personas religiosas hablan de Dios cuando los conocimientos humanos (a veces por pereza) chocan con sus límites o cuando las fuerzas humanas fallan. En el fondo se trata de un deus ex machina que ellos hacen salir a escena para resolver problemas aparentemente insolubles o para intervenir en ayuda de la impotencia humana. En una palabra: explotan siempre la debilidad y los límites de los seres humanos. Evidentemente, esta manera de actuar sólo puede durar hasta el día en que los seres humanos, con sus propias fuerzas, harán retroceder un poco sus límites y en que el deus ex machina resultará superfluo".

Y prosigue:

"Me gustaría hablar de Dios, no en los límites, sino en el centro, no en la debilidad, sino en la fuerza, no a propósito de la muerte y de la falta, sino en la vida y la bondad del ser humano. En los límites, me parece preferible callarse y dejar sin resolver lo que no tiene solución (...). Dios está en el centro de nuestra vida, estando más allá de ella".

Bonhoeffer piensa a Dios en la positividad, en el centro de la realidad. El Dios viviente ha creado y crea el mundo. Éste posee su autonomía. Reposa en la mano de Dios. Y por esto Dios no tiene necesidad de intervenir en él de modo visible o milagroso. Pues, como Creador que es, constituye el centro absoluto de la realidad.

Bonhoeffer pone en guardia al teólogo contra toda apologético que intente probar a este mundo adulto que no puede vivir sin el "tutor Dios". "Desearía llegar -escribe- a que Dios no sea introducido fraudulentamente por un vericueto hábilmente disimulado, sino que se reconozca simplemente el carácter adulto del mundo y del ser humano." La mayoría de edad hay que comprenderla positivamente, "mejor de lo que ella misma se comprende, mediante Cristo y el Evangelio".Y esto sin intentar "camuflar el ateísmo del mundo; por el contrario, es preciso quitarle el velo. Y es justamente así como cae sobre el mundo una luz sorprendente. El mundo adulto es un mundo sin Dios y por esto acaso está más cerca de Dios de lo que lo estaba el mundo menor de edad".

"Etsi Deus non daretur"

Partiendo de la constatación empírica de la mayoría de edad del mundo, le dio Bonhoeffer una interpretación teológica con miras no sólo a la humanidad, sino también a la cristología, invitando a una nueva comprensión del ser humano y de Dios, que encuentra su fundamento en la cristología:

"No podemos ser honestos sin reconocer que es necesario que vivamos en el mundo etsi Deus non daretur.(...). Llegados a la mayoría de edad, hemos de reconocer de forma más verdadera nuestra situación ante Dios. Dios nos hace saber que es preciso que vivamos como seres humanos que llegan a vivir sin Dios. ¡El Dios que está con nosotros es el que nos abandona (Mc 15,34)! El Dios que nos deja vivir en el mundo sin la hipótesis de trabajo "Dios" es aquél ante el cual estamos constantemente. Ante Dios y con Dios vivimos sin Dios. Dios se deja desalojar del mundo y clavar en cruz. Dios es impotente y débil en el mundo y sólo así está con nosotros y nos ayuda. Mt 8,17 nos indica claramente que Cristo nos ayuda, no por su omnipotencia, sino por su debilidad y sus sufrimientos."

"He aquí la diferencia decisiva con todas las demás religiones. La religiosidad del ser humano le remite en su miseria al poder de Dios en el mundo: Dios es el deus ex machina. La Biblia le remite al sufrimiento y a la debilidad de Dios. Sólo el Dios sufriente puede ayudar. En este sentido, se puede decir que la evolución del mundo hacia la edad adulta, haciendo tabla rasa de una falsa imagen de Dios, libera la mirada del ser humano para dirigirla hacia el Dios de la Biblia, que adquiere su poder y su lugar en el mundo por su impotencia."

Esta es la radicalización cristológica operada por el último Bonhoeffer. El argumento cristológico es el de la redención en la pasión y crucifixión de Cristo. Dios ya no es el deus ex machine pretendidamente todopoderoso, hecho a medida de nuestras concepciones del poder, al que se puede apelar cuando uno está escaso de soluciones, sino que el Dios de la Revelación es el que nos abandona, el que nos salva por su receso y su impotencia en este mundo. Este es el Dios revelado, el Dios que ninguna sabiduría humana, ninguna religión, se ha atrevido a proponer. Pero hay que pesar las palabras: "Dios nos hace saber que es preciso vivir como seres humanos que llegan a vivir sin Dios. El Dios que está con nosotros es el que nos abandona. El Dios que nos deja vivir en el mundo sin la hipótesis de trabajo Dios, es aquél delante del cual estamos constantemente".

Advirtamos que Dios continúa siendo el sujeto de todas las frases. Ni el cristianismo se convierte en ateísmo ni el ateísmo en cristianismo. Es la experiencia del ateísmo del mundo, llegado a su mayoría de edad, la que alcanza aquello que la Revelación cristiana tiene de único y que acontece en la cruz: es en la experiencia del receso de Dios como el ser humano se deja alcanzar por Dios. Igualmente, "vivir en el mundo etsi Deus non daretur", o sea, como si Dios no fuese dado (se sobreentiende: como "hipótesis"), para el último Bonhoeffer, significa, no "como si Dios no existiese", sino que Dios no puede ya ser presupuesto, precisamente en un "mundo llegado a la mayoría de edad" y arreligioso, para el cual "la hipótesis de Dios" resulta, en lo sucesivo, superflua.

"La disciplina del arcano"

Hasta tres veces menciona Bonhoeffer la "disciplina del arcano" . "Es necesario -escribe- restablecer una disciplina del arcano, por la que los misterios de la fe cristiana deben ser protegidos de la profanación". Por analogía con la Iglesia antigua que no presentaba los misterios cristianos sin una larga iniciación, es preciso no mezclar la consolación de Dios con las realidades dramáticas del ser humano ni separar el cristianismo de la realidad.

Para el último Bonhoeffer, el cristianismo y la Iglesia no se diluye en el mundo, sino que la Iglesia sigue siendo una Iglesia de bautizados en Cristo, cuyo testimonio será precisamente oculto: "Nuestro ser cristiano no puede tener hoy sino dos aspectos: la plegaria y la acción por los seres humanos según la justicia.(...). La vida de los cristianos será silenciosa y oculta. Pero habrá seres humanos que orarán, actuarán con justicia y esperarán el tiempo de Dios". La Iglesia es siempre Cristo bajo forma de comunidad, escondido entre los seres humanos, existiendo "para los demás". Y viviendo de la sola gracia.
Para Bonhoeffer, hay asimismo una necesario pudor o interioridad de la fe, que no tiene nada que ver con la ostentación religiosa y que, por el contrario permite una presencia en el mundo más profunda y respetuosa de su autonomía. En una carta expresa así su malestar en presencia de los que hablan en una "terminología religiosa":

"Me pregunto a menudo por qué un instinto cristiano me inclina con frecuencia hacia las personas que no son religiosas, más bien que hacia las que lo son. Y esto no con una intención misionera, sino casi fraternalmente. Mientras que, frente a personas religiosas, con frecuencia no me atrevo a pronunciar el nombre de Dios -porque tengo la impresión de que produzco un sonido falso y de que no soy honesto- (...) frente a personas no religiosas puedo ocasionalmente nombrar a Dios con toda tranquilidad y como algo que cae por su peso".

Las realidades "últimas" y "penúltimas"

Por "realidades últimas" entiende Bonhoeffer el acontecimiento de la Revelación en Cristo y por "realidades penúltimas", el mundo en que vivimos. Ahora bien, Cristo, la última Palabra que no pasará jamás y que pone su sello en todas las cosas, no sólo hace que "lo penúltimo" -las realidades humanas ordinarias y banales de la existencia- se presente, sino que se remite continuamente a ello. Para él, la fe nos remite, no a unos problemas religiosos, sino a nuestras tareas humanas: "Nuestra mirada se dirige hacia las realidades últimas, pero tenemos todavía nuestras tareas, nuestras alegrías y nuestros sufrimientos en esta tierra".

"Sólo si se ama la vida y la tierra lo bastante para que todo parezca acabado cuando ellas están perdidas, se tiene el derecho de creer en la resurrección de los muertos y en un mundo nuevo (...). El que quiere pasar inmediatamente al NT, a mi juicio, no es cristiano (...). La última palabra no debe preceder a lo penúltimo. Vivimos en las realidades penúltimas y esperamos, en la fe, las últimas."

Bonhoeffer utiliza aquí un argumento a fortiori -"Sólo si... "para significar que Cristo, con su santidad, no arrasa lo que precede, sino que asume y culmina infinitamente lo que ya era "bueno", y en lo que él se apoya, superándolo, revelando así de nuevo el "precio". Lo que hay de último y definitivo en la Revelación de Dios, precisamente en el hombre Jesús, no anula ni la realidad ni el valor -únicos- de lo que es "penúltimo", terrestre, provisional y frágil, sino que lo eleva y lo "salva" para darle gratuitamente todo su valor. En este sentido, ya que lo "último", que es Cristo, remite a lo "penúltimo", que es el mundo con sus tareas humanas, "Cristo puede llegar a ser también el Señor de los no-religiosos".



Llegar a ser "un ser humano y un cristiano"

Antes de desentrañar el contenido de la carta del 21.07.1944, conviene recordar el contexto: desde la prisión de Tegel, Bonhoeffer escribe a su amigo Bethge, el día siguiente del complot abortado contra Hitler, en el que él estaba implicado. Sabe que apenas queda esperanza para él, no sólo de salir en libertad, sino también en vida. Ahora bien, durante su cautividad encuentra personas que, sin invocar a Dios, permanecen profundamente humanas hasta el fin. Es en este contexto en el que él prolonga su cuestionamiento teológico: "¿Cómo puede Cristo llegar a ser también Señor de los no-religiosos?".

En esta carta Bonhoeffer constata positivamente el proyecto del hombre moderno de llegar a ser humano sin "Dios", sin un "Dios" que deshumanizaría, indicando al mismo tiempo el camino de humanización al que conduce el proyecto de llegar a ser más humano con el Dios revelado en el hombre Jesús. Recuerda que "el cristiano no es un homo religiosus, sino simplemente un hombre, como Jesús era un hombre por contraposición a Juan Bautista".

Conviene evitar un malentendido. Sería un contrasentido tomar al Bonhoeffer de 1944-45 por un teólogo que anunciase un cristianismo secularizado, un humanismo modelado sobre el ateísmo, en que Jesús sería una referencia histórica entre otras. Bonhoeffer no se convierte en ateo. Hay que pesar todas las palabras de la carta del 21.07.1944:

"El cristiano es terrestre, no de manera anodina y banal, como la gente ilustrada, eficaces, indolentes o lascivos, sino que es disciplinado y el conocimiento de la muerte y de la resurrección está siempre presente en él. Creo que Lutero vivió de esta forma".

Afirmar que "el cristianismo no es de este mundo" significa -para Bonhoeffer- que no es una religión, la cual:

1) apoyándose sobre un presupuesto metafísico, apunta a un más allá del mundo para huir de la realidad de este mundo;

2) apoyándose sobre el presupuesto de la interioridad o "alma", por oposición a la exterioridad y a la historia, conduce al individualismo y a la autosatisfacción por las propias obras;

3) apoyándose sobre el presupuesto de la parcialidad, la religión se reserva un ámbito separado de lo profano: lo sagrado.

Pues bien, para Bonhoeffer, es ahí todavía donde la experiencia del ateísmo del "mundo que ha llegado a su mayoría de edad" alcanza el culmen de la Revelación divina. Pues, paradójicamente, Dios no se ha revelado en un hombre religioso en el triple sentido mencionado, sino en, por y como un ser humano (Mensch); no en un sacerdote, sino en, "ser humano sin más"; no en lo sagrado, sino simplemente en la vida humana. Jesús no es Juan Bautista: "Vino Juan Bautista, que ni comía pan ni bebía vino, y decís: Está endemoniado. Vino el Hijo del hombre que come y bebe, y decís: Mirad qué comilón y bebedor, amigo de recaudadores y pecadores"(Lc 7,33.34), o sea, de los "no-religiosos".

Para Bonhoeffer, Cristo no es un hombre de lo sagrado, sino un homo humanus: un humano que vive lo humano con cada ser humano, revelando así la profundidad de gracia en lo interior mismo de lo humano. Para él, si Dios ha asumido plenamente nuestra humanidad en su Hijo, es bueno para el hombre ser hombre, llegar a serlo y seguir siéndolo, para ser, tras las huellas de Cristo, un hombre con y para los demás.

De la misma manera, si Dios lo ha creado todo y lo ha querido salvar todo en su Verbo hecho carne, todo lo que es carne, "la vida humana entera", debe ser también el lugar de su presencia y no sólo el ámbito litúrgico. Es en este sentido como hay que comprender que "el cristiano es terrestre". Consiguientemente, no es que el cristianismo esté reservado a una élite piadosa que crece al socaire de lo sagrado, si que el cristiano sigue a Cristo convirtiéndose radicalmente en hombre, y no con las prácticas religiosas. En este sentido, "Cristo puede llegar a ser también Señor de los no-religiosos". El "ser cristiano" recibe de la Encarnación su significado último: es llegar a ser humano en el sentido pleno de la palabra, y seguir siéndolo en el contexto deshumanizante de la prisión. En la misma carta escribe Bonhoeffer:

"Sigo aprendiendo que es viviendo plenamente la vida terrestre como uno llega a creer. Cuando se ha renunciado completamente a llegar a ser alguien -un santo o un pecador convertido o un hombre de Iglesia- (...), a fin de vivir en la multitud de tareas, de cuestiones (...), de experiencias y de perplejidades(...), entonces uno se pone plenamente en manos de Dios, uno toma en serio, no sus propios sufrimientos, sino los de Dios en el mundo, donde vela con Cristo en Getsemaní (...); es así como uno llega a ser un ser humano, un cristiano".

Tal es la radicalización cristológica operada desde el ángulo de la humanidad de Dios por el último Bonhoeffer: llegar a ser un ser humano, y no sólo un "cristiano", porque Dios mismo se ha revelado absolutamente en un ser humano -en Jesús- "con" y "por los demás".



La muerte de Bonhoeffer, un lugar teológico privilegiado

Hasta septiembre de 1944, en la prisión disponía Bonhoeffer de libros, de posibilidad de escribir y de fumar. Después que el 22 deseptiembre la Gestapo descubrió papeles comprometedores para el grupo de Resistencia al que pertenecía, el 8 de octubre es trasladado de Tegel a la prisión de la Gestapo en Berlín y de allí a Buchenwald y finalmente a Flossenbürg. En adelante cesan las cartas y se rompen los contactos con el mundo exterior. Bonhoeffer sabe que va a morir. Podríamos terminar donde acaban sus cartas. Pero su muerte nos parece un lugar teológico privilegiado para meditar y orar, como lo muestra el relato de quienes pudieron tener algún contacto con él. Un oficial se expresa así:

"Bonhoeffer era todo humildad y serenidad. Me parecía siempre que irradiaba una atmósfera de bondad, de gozo, a propósito de los más pequeños acontecimientos de la vida, así como de profunda gratitud por el simple hecho de estar en vida (...). Fue uno de los raros seres humanos que he encontrado para el que Dios era una realidad, y siempre cercana."

Un rabino, que no había conocido a Bonhoeffer, escribió a E.Bethge, después de la publicación de Resistencia y sumisión que Bonhoeffer le había hecho comprender por primera vez que se puede amar a Jesucristo. El médico del campo, al que Bonhoeffer fue conducido para ser ejecutado, relata así su muerte:

"He visto al pastor Bonhoeffer de rodillas delante de su Dios en intensa plegaria. La manera perfectamente sumisa y segura de ser escuchado, con la que este hombre extraordinariamente simpático oraba, me conmovió profundamente. En el lugar de la ejecución todavía oró, luego subió al cadalso. La muerte tuvo lugar en pocos segundos. Durante los cincuenta años que llevo de práctica médica no he visto morir a un ser humano tan totalmente abandonado en las manos de Dios".

La muerte de Dietrich Bonhoeffer nos parece un lugar teológico privilegiado por cuanto, última y radicalmente, da testimonio de la unidad de la vida y del pensamiento de un ser humano, de un cristiano, de un teólogo: él realiza en su existencia lo que él ha pensado teológicamente. La inscripción grabada sobre la placa conmemorativa de la iglesia de Flossenbürg, donde fue ejecutado, -"Testigo de Jesucristo entre sus hermanos"- nos parece que expresa bien lo que Bonhoeffer no ha cesado jamás de ser durante su vida: un compañero de humanidad, el ser humano y el pastor que confiesa hasta el fin a Cristo, Señor.


Tradujo y condensó: Márius SALA
Relat 292
tomado de: http://recursosteologicos.org